Month / noviembre 2006
Está escrito
Foto: mlook’s/www.flickr.com
Confirmado: la belleza existe
Y al final de la peli…
Te regalo mi sol, mi luz, mi playa
Te comparto mi dicha y mi pesar
Te doy las llaves de mi casa y mi confianza
Te cocino y te llevo a pasear
Te regalo la sal de mis historias
Te comparto mi fuerza y mi debilidad
Te muestro el cielo al que también llamamos gloria
Te regalo mi voz, mi libertad
Solamente hay algo que yo me quedaría
Es la imagen de un santo que me cuida noche y día
Te regalo mis fotos preferidas
Te comparto mi humana condición
Te llevo más allá del límite y medida
Me convierto en tu amiga, la mejor
Te llevo más allá del límite y medida
Me convierto en tu amiga, la…
Solamente hay algo que yo me quedaría
Es la imagen de un santo que me cuida noche y día
Solamente hay algo que yo me quedaría
Y es la imagen de un santo que me cuida noche y día
Pero en mi playa, estará el sonido del mar para ti
Rompen las olas del mar
Ely Guerra
Mi playa
Los anteojos de Ernest (Hemingway)
Las ciudades
Te quise amar y tu amor
no era fuego no era lumbre
las distancias apartan las ciudades
las ciudades destruyen las costumbres.
Te dije adiós y pediste que nunca
que nunca te olvidara
te dije adios y senti de tu amor
otra vez la puerta extraña.
Y mi alma completa
se me cubrió de hielo
y mi cuerpo entero
se llenó de frío
y estuve apunto de cambiar tu mundo
de cambiar tu mundo por el mundo mío.
José Alfredo Jiménez
Modorra: 5. f. Somnolencia, sopor profundo.
C’est une chanson qui nous ressemble
Yo fui la amante del Che
Tantas horas de avión –dijo- me han dejado molida. ¿Sabes? Fidel es fascinante. Me localizó en Aman, en el salón de un peluquero libanés. Apenas si pude hacer el equipaje. Fidel envió al aeropuerto un coche americano. Al principio, dejé que hablara él. Con voz melosa fue abriendo su corazón pero, el muy ladino, evitaba referirse a Ernesto. Un mulato llegó con dos daiquiris. Es curioso: Ernesto nunca mencionó que al Comandante le gustaran ese tipo de bebida. Sólo Nasser elogió una vez los mojitos que Castro había preparado en la cumbre de Belgrado. Nos quedamos callados, sin mirarnos siquiera, como chiquillos.
Intentó desprenderse de uno de sus pendientes y continuó: De pronto, Fidel canturreó un bolero. He olvidado la letra pero era preciosa. Cuando acabó, quise hablarle de Ernesto. Debí hacerlo entonces porque después, sin soltarme la mano, él siguió recitando unos versos que… ¿Por dónde iba? Ah, sí. Y al volver de la ópera, Fidel me pidió que nos casáramos esa misma noche, en Venecia. Le respondí que amaba a Ernesto con toda mi alma. Él no se inmutó, sorbió un poco de te y entonó un aria de Puccini. Uf, no he pegado un ojo en toda la noche.
Le ayudé a quitarse el otro zarzillo. Lo depositó con cuidado sobre la mesa y apartó mi mano.
Quiero dormir… –insistió.
Mamá, van a venir a recogerte…
Se enfureció.
¿Por qué todo el mundo me lleva la contraria? ¡Ordené que cancelaran todos los compromisos! Ernesto vuelve hoy de Persia.
Los dos jóvenes que se hicieron cargo de ella no consiguieron calmarla. Antes de que subieran la camilla a la ambulancia, le aparté el pelo del rostro.
¡Esto es un abuso! –gritó. Ernesto vendrá enseguida a liberarme. ¡Yo fui la amante del Che!
Miguel Ángel (Muñoz)
«…De los once, posiblemente el mejor sea el más extenso, ‘Antón Chéjov, médico’, que es una cadena de homenajes, al maestro ruso, desde luego; pero también, en esas «rosas y amarillas blancas recién cogidas», por su hermana María, hay un guiño a uno de los mejores relatos que recuerdo de Carver, ‘Tres rosas amarillas’ (que da título a uno de sus libros), y que evoca la muerte del escritor. A mí me gusta mucho también ‘Unidos’, que es un bocado de realidad con una pareja duchándose y que tiene algo (y mucho) de Carver, y también ‘Zona de peaje’, con una resolución previsible y una ambigüedad última que le da un volantazo y lo salva. ‘El rapto de Woody Allen’ tiene un golpe de amor fou, salvaje y gastronómico, que le hace simpático, aunque suene a algo ya visto (hasta en el cine). ‘Soy dueño de la lluvia’, en cambio, parte de una idea acaso contaminada por el «realismo sucio» de los Carver y otros y acaba siendo resuelta la historia con fuerza y personalidad propias…»
Javier Goñi
Babelia-El País
11/11/06
¿Por qué a mi?
¿Cómo salir del atolladero?
Miguel Pérez me envió este texto y no paro de hacerme preguntas…
Cómo ser un gran escritor
De un tal Bukowski, según parece